El potencial de crecimiento de una persona se refiere a la probabilidad de que esta haga una contribución sustancial a la organización en el futuro.
Es la capacidad observable en un colaborador de crecer y de poder asignarle roles de mayor responsabilidad.
Cuando se evalúa el potencial es necesario tener una visión global de la persona teniendo en cuenta sus recursos intelectuales, rasgos de personalidad, competencias y desempeño.
Un Alto Potencial es alguien que probablemente se convertirá en un jugador clave en el futuro, por lo que hay que cuidarlo, desarrollarlo y retenerlo.
No importa cuán efectivos sean los jugadores clave de hoy, no estarán para siempre, tener Altos Potenciales asegurará un semillero de talento y un plan de sucesión para la organización.
El método más común para identificar Altos Potenciales es una calificación o nominación por parte del Gerente de línea directa del candidato. Si confiamos en calificaciones subjetivas para identificar las estrellas brillantes del mañana, sin duda habrá apreciaciones erróneas. Es indispensable validar las evaluaciones.
Al diseñar el proceso tengamos en cuenta el desempeño actual y proyectado, y también los rasgos de la personalidad.
El desempeño no es potencial, y su medición puede tener calificaciones subjetivas, y no garantizar el desempeño en el siguiente nivel jerárquico.
El desempeño es lo que haces, y el potencial es lo que puedes hacer.
Ser excelente en una posición no implica tener potencial para ser excelente en otra de mayor responsabilidad.
Es clave evaluar los requerimientos de la posición a la que se apunta en lugar del desempeño en la actual.
Hay colaboradores que se desempeñan bien en todos los niveles, aunque son pocos casos.
Es crítico centrarnos en el potencial de liderazgo, ya que los líderes controlan recursos, toman decisiones estratégicas, crean cultura y compromiso.
Para conducir con eficacia se precisa contar con buen juicio, empatía y autoconocimiento.
Los predictores clave de la efectividad del liderazgo – Cociente de Inteligencia, Inteligencia Emocional, ambición y altruismo – ya son observables a una edad muy temprana.
La formación y desarrollo por parte de la organización deben focalizarse en reforzar las cualidades, y trabajar sobre los aspectos a mejorar de los colaboradores identificados.