Nuestras empresas tienen como principales componentes a sus Accionistas, Proveedores, Clientes, Productos y Servicios, Tecnología y Procesos, Comunidad en la que actúa, y su Gente.
Todos son importantes, pero sin Gente no hay negocio. Las Personas son las que hacen “la diferencia”.
Una persona contribuye y agrega valor, pero por si sola no logrará obtener los resultados que persiguen los diferentes actores que intervienen en el giro de la empresa, principalmente sus Accionistas.
La elección de cada “colaborador” tiene que ser realizada con criterio y planificar que ese nuevo recurso acompañe a la empresa el mayor tiempo posible.
Las empresas con “buenas prácticas” definen los roles/posiciones y sus responsabilidades como así también cuales son “clave y críticas” y realizan un matching de lo que se espera de cada una de las mismas y quienes las ocupan.
Este trabajo anual le permitirá al CEO tener un diagnóstico de fortalezas y debilidades del negocio en su conjunto y por área funcional, y a su vez diseñar planes de protección de los ejecutivos, profesionales y especialistas en un contexto del mercado de competencia por recursos escasos o por talentos destacados que hacen posible el retorno sobre la inversión y la rentabilidad del negocio.
Estos planes que son cualitativos y tienen costo –viable financieramente y aceptable para la cultura interna- ya sea con “herramientas de retención económicas y/o de desarrollo” es aconsejable implementarlos sin demoras ya que no hacer la inversión puede resultar mas costosa por el potencial riesgo de perder los recursos identificados como clave.
Es común escuchar que nadie es irremplazable, aconsejo no especular con esta creencia, y con el liderazgo del CEO y del área de Recursos Humanos se preparen con todas las áreas de la empresa los planes de protección y retención del personal clave y que estén alineados con el plan estratégico del negocio.
No se pretende tener un “equipo de los sueños”, pero si asegurar que lo que funciona bien no se toque.